lunes, 12 de enero de 2015

Jesús, hecho igual a sus hermanos (Hebreos 2:5-12)

Dios no puso bajo el dominio de los ángeles el mundo venidero del que estamos hablando. Como alguien ha atestiguado en algún lugar:
«¿Qué es el hombre, para que en él pienses?
    ¿Qué es el ser humano, para que lo tomes en cuenta?
Lo hiciste un poco menor que los ángeles,
    y lo coronaste de gloria y de honra;
    ¡todo lo sometiste a su dominio!»
Si Dios puso bajo él todas las cosas, entonces no hay nada que no le esté sujeto. Ahora bien, es cierto que todavía no vemos que todo le esté sujeto.Sin embargo, vemos a Jesús, que fue hecho un poco inferior a los ángeles, coronado de gloria y honra por haber padecido la muerte. Así, por la gracia de Dios, la muerte que él sufrió resulta en beneficio de todos.
10 En efecto, a fin de llevar a muchos hijos a la gloria, convenía que Dios, para quien y por medio de quien todo existe, perfeccionara mediante el sufrimiento al autor de la salvación de ellos. 11 Tanto el que santifica como los que son santificados tienen un mismo origen, por lo cual Jesús no se avergüenza de llamarlos hermanos, 12 cuando dice:
«Proclamaré tu nombre a mis hermanos;
    en medio de la congregación te alabaré.»